100 días y contando…

Este post me ha llevado más tiempo del que hubiera pensado, y es que cuando se deja de escribir y se tiene la computadora guardada por más de un año eso es lo que pasa, además sin querer a veces pienso en que sea suficientemente atractivo para el lector, pero después recapacito y sé que lo único que quiero es compartir con ustedes la experiencia de nuestra Noble Senda.

Dicen que 100 días son suficientes para evaluar si un presidente lo está haciendo bien o no; 100 días puede parecer poco y pasan en un abrir y cerrar de ojos, pero cuando sales de tu zona de confort y te avientas a vivir en un mundo completamente desconocido es entonces cuando comprendes el valor del día, donde no hay rutina.

Mucha gente me dice: “en Facebook se ve increíble, pero cuéntanos el behind scenes” y fue justo eso lo que me inspiró para hoy contarles sobre La Noble Senda en la vida real.

Hoy son 100 días que dejamos nuestro departamento de 120m2 para mudarnos a nuestra casa rodante -“La Tardis”- de tan sólo 14m2 (un baño, una regadera, tres camas, una mesa, un refrigerador y una mini cocina); con un tanque de gasolina y un mini tanque de gas salimos de España sin rumbo fijo, sin expectativas, listos para comenzar la aventura de “darle la vuelta al mundo” (en otro post entraré a detalle, sobre todo la aventura de viajar con niñas).

Nuestro destino por día lo va marcando un dedo en el mapa, tenemos una ruta más o menos definida donde hemos identificado algunos pueblos o ciudades que nos interesa conocer, investigamos sobre el lugar que vamos a visitar y tomamos carretera hacía el sitio. A veces tenemos problemas para estacionar y nos encontramos con algunos “detallitos” como: carteles de prohibido estacionar autocaravanas, barreras que limitan en altura (máximo 2m y nuestra casita con ruedas tiene 3m de altura); a pesar de ello también existen áreas especiales para autocaravanas, super bien puestas con pasto verde, mesitas para hacer picnic, y todos los servicios (algunas con costo, otras gratis) y siempre tenemos la posibilidad de entrar a un camping con todos los servicios y con espacios recreativos para las niñas, lo cierto es que nunca sabemos donde dormiremos al día siguiente, hemos pasado por tantos lugares que ya hasta olvidamos dónde estamos estacionados.

El espacio de pronto es todo un tema, en todos los sentidos: armarios para guardar ropa que quedan pequeños, cajones en la cocina contados, espacio en el refrigerador para 3 días; bueno ni pensar en hacer cajones por categorías o tamaños, aquí sólo importa la funcionalidad y evitar que cuando abras alguno te caiga todo encima. En esta aventura hemos aprendido también que lo importante es llevar lo indispensable y básico.

Una ducha caliente y relajante ahora sólo existe en mi memoria, ¡no, no nos bañamos con agua fría, pero sí a toda velocidad! En este viaje debemos cuidar nuestros recursos, son 120 litros de agua la capacidad del tanque que abastece toda la casa (cocina, baño, regadera).

La vida en un espacio tan pequeñito se reduce a una cosa: el hogar es el hogar sin importar el tamaño; a veces tenemos días malos porque aparece el cansancio, la sed, el hambre, el sueño, el llanto y un par de pequeñas desesperadas por llegar a nuestro destino, en fin, de éstos días hay sin importar dónde vivas; al final del día cerramos las cortinas y estamos en casa, en familia y agradecidos por un día más.

2 comentarios en «100 días y contando…»

  1. José Hernández Galindo

    Muy bien Yaz, veo que os vais adaptando a esa nueva vida que como en todas hay días mejores y otros regulares pero como bien dices esto le pasa a todo el mundo vivan como vivan.
    Desde aquí nuestro apoyo incondicional y sabéis que si queréis hacer unas vacaciones en casa de los abuelos os recibiremos con los brazos abiertos.
    Un abrazo muy fuerte para los cuatro.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *